
DEMENCIA: EL DESAFÍO ES EL AUTOCUIDADO
En Chile hay 200 mil personas con demencias y para el año 2050, se pronostica un incremento a 800 mil. El Dr. Felipe Alzola, Neurólogo del Hospital Clínico Félix Bulnes indica que la educación y hábitos de vida saludable son claves para prevenir.
La demencia es una condición adquirida y crónica, caracterizada por un deterioro de diversas funciones cerebrales, sin distinción de sexo y situación económica, que se acompaña de síntomas cognitivos, psicológicos y cambios conductuales. Estos síntomas repercuten en la capacidad de las personas para llevar a cabo sus actividades habituales, pudiendo requerir apoyo de terceros e incluso comprometer su autonomía y participación familiar y social. Las demencias son más habituales en las personas mayores, pero pueden afectar a personas jóvenes. El Plan Nacional de Demencia del Ministerio de Salud del año 2017, señala que se estima que el 1% de la población total presenta algún tipo de demencia, concentrándose fuertemente en las edades más avanzadas de la vida.
“Dentro de las demencias, la de más alta prevalencia es el Alzheimer, de aproximadamente un 60%, luego viene lo que sería la demencia vascular y las demencias mixtas, esta última es una asociación entre Alzheimer y una demencia vascular. La diferencia entre una y otra sería la forma en cómo van evolucionando. Por ejemplo, el Alzheimer provoca un deterioro progresivo en el tiempo y se van lentamente perdiendo funcionalidades y la vascular es más escalonada. Esto va ocurriendo en relación a infartos que va teniendo el cerebro, que pueden ser pequeños y que pasan muy desapercibidos por los pacientes y van teniendo una caída igual que una forma de escalera”, explica el Neurólogo, Dr. Felipe Alzola.
Las condiciones en que llegan los pacientes al Hospital Félix Bulnes son muy variadas: Desde personas que tiene dudas por un tema de pérdida de memoria y el médico de Atención Primaria es quien los deriva al Neurólogo de nuestro establecimiento; hasta pacientes institucionalizados que están en hogares de acogida para que los puedan contener y que están totalmente dependiente de sus actividades diarias, sin tener un problema motor, sólo por el problema de memoria. El Dr. Alzola indica que generalmente existen enfermedades asociadas: “Se ve mucho una asociación con enfermedades cardiovasculares como la hipertensión, la diabetes y el colesterol, es lo más habitual. Nosotros nos dedicamos a la fase del diagnóstico y en eso nos apoyamos de otros profesionales que trabajan en el Hospital, principalmente fonoaudiólogos. El diagnóstico lo hacemos inicialmente con una evaluación que es la entrevista, el examen físico y neurológico, estudios de laboratorio, que pueden ser de sangre e imágenes, estudios de electroencefalograma, en algunos casos tomamos punciones lumbares y junto con eso hacemos evaluaciones cognitivas”.
El Estudio Nacional de la Dependencia realizado por el Servicio Nacional del Adulto Mayor, SENAMA, en el año 2009, da cuenta que el 7,1% de las personas de 60 años y más (7,7% en mujeres y 5,9% en hombres) presenta deterioro cognitivo, cifra que a partir de los 75 años muestra un aumento exponencial, alcanzando 13% en las personas entre 75-79 años y 36,2% en los mayores de 85 años. La Encuesta Nacional de Salud ENS 2009-2010 (ENS Chile), reportó que 10,4% de los adultos mayores presentan un deterioro cognitivo y 4,5% presenta deterioro cognitivo asociado a discapacidad, que alcanza a 16% en los de 80 años y más (Ministerio de Salud, 2010).
“El tratamiento a nivel mundial está bien difícil, hay algunos medicamentos que están aprobados para la fase avanzada del Alzheimer, pero un medicamento que sea utilizado para el manejo de la enfermedad, que revierta el cuadro, no existe, los tratamientos que están validados para una etapa avanzada de Alzheimer y su acción terapéutica es para retrasar el deterioro, no mejora pero retrasaría el avance de la enfermedad. Hay dos elementos que nos han mostrado que en los países desarrollados la demencia ha ido un poco en retroceso: Uno, que se han mejorados los niveles educacionales, es decir, el tema educacional en estos países logró una buena cobertura, incluso hasta el nivel universitario, esto se convierte en factor protector; Y segundo, los hábitos de vida también tienden a ser un factor protector. Todo esto no constituye una garantía en sí mismo, pero a nivel epidemiológico, a nivel estadístico, sí muestran un impacto en la reducción en los niveles de deterioro”, comenta el facultativo.